jueves, 29 de enero de 2009

Melina, sorprendida


Melina Passadore con un filtro amarillo. Qué amarillos fueron mis amaneceres últimamente, me despertaba a las siete de la tarde y veía el patio de mi casa amarillo/naranja. Como esta preciosa foto.

Por la muerte de mi viejo, en el trabajo pedí más días que los que me tenían que dar por ley. Es que soy un buen empleado, el primero en llegar, el último en irse.

Cambié algunas cosas, me puse lentes de contacto, me compré un televisor plasma de 39 pulgadas y empezé a tomar clases de tenis. El único deporte con clase.

Recibí llamados de algunas ex-chicas y las insulté horriblemente, les di la dirección de este blog para que vean lo que es una mujer a la que no le falta nada.

Mi único objetivo en la vida es compartir con ella aunque sean tres meses.

Haré lo que sea para lograrlo.

Lo que sea.

domingo, 18 de enero de 2009

Sin Consuelo


Esta mañana un paro cardíaco se llevó la vida de Ricardo Lucero (59) , mi viejo. Siento mucho no haberle caído nunca a casa con una novia como la gente. Fue una de las primeras personas a las que le hablé de la hermosura extrasensorial de Melina Passadore.


Sólo hay una persona que me puede consolar, y ni siquiera sabe que existo.


Melina Passadore comiendo





Hasta el acto más mundano adquiere tintes fantásticos si es Melina Passadore quien los realiza. Esta mujer debe ser hermosa en cada acto cotidiano, por más minúsculo que sea. Es una desgracia que todos los ritos que Passadore atraviesa a diario no estén registrados. Es una tragedia que no vaya a ser la madre de mis hijos.


sábado, 17 de enero de 2009

Passadore Histriónica


Una de las tantas facetas de Melina Passadore. Ceja levantada. Piercings. Photoshop. Ella se reinventa, yo erosiono. Cada rotación terrestre me aleja de ella. Nunca respiraré de su boca. Nunca llamará a casa preguntando por mí. Nunca me pedirá un beso. Soy un perfecto extraño. No tengo lugar en su perfecta vida. Me apagaré.

Lentamente.

viernes, 16 de enero de 2009

Una foto reciente de Melina Passadore

Cómo me gustaría estar ahí. Arrimar otro cubo. Desarmar de a poco ese peinado aniñado. Subir sus pies a mi rodilla, sacarle las ojotas. Masajearle los pies mientras me cuenta cómo estuvo su día. Mirar sus hombros. Preguntarle por su predilección por las musculosas. Decirle lo bien que le quedan. Decirle lo bien que le queda todo. Sacar de mi mochila violeta un disco de Goldfrapp, decirle que es un regalo. Recibir el beso de agradecimiento, en los labios.

Darle un abrazo.

No despertar.

jueves, 15 de enero de 2009

Melina en el colectivo


¿Hará falta aclarar a estas alturas cuál de todas es Melina? Hasta la perspectiva misma la señala como un punto de fuga. ¿Cuántos años habrá tenido en esa foto? ¿Algún galancito la habrá besado por esa época? ¿Habrá sabido ese tipo a QUIÉN estaba besando? ¿O era una más? ¿Cuántos tipos besaron a la mujer amada? ¿Y cuántos tipos más la van a besar después de uno?
Y lo peor de todo: ¿Qué tipo la besó cuando ya estaba con uno? No me mortifico más. Lejos estoy de robarle un beso a Melina Passadore. ¡Y cuán cerca están otros! ¿Sabrán esos otros que se están llevando el premio sin haber comprado un número?
¿Lloran esos otros? ¿Pasan noches enteras nadando en su obsesión? ¿Recorren caminos mentales sin llegar a nada, perdiendo con ello las ganas para comer, para estudiar, para vivir?

¿Puedo seguir viviendo así?

La risa de Passadore


Otra vez con musculosa. Esta vez blanca. Otra vez el hombro derecho rosado. Su vena está hinchada de alegría. Observen bien, es un día nublado ¿Saben lo que daría por un día nublado con Melina Passadore? Mi alma al diablo suena trillado y obsoleto porque no soy católico. Tampoco creo que en la privación ilegítima de la libertad.

Me queda el largo calvario del amor no recíproco.

Fui rechazado mil veces, por mujeres cotidianas, terrenales. Imperfectas. Pero esta vez mi sufrimiento es proporcional a la mujer que me lo causa y eso es un consuelo. Sufrir por una mujer así siempre es lo correcto. Una mujer con múltiples talentos. Asesora de vestuario. Colaboradora creativa. Vestuarista. Fotógrafa. Entrenadora corporal. Actriz. Bailarina. Ambientadora. Fotógrafa. Artista plástica. Asistente de dirección.

¿Cómo no reir con esas ganas cuando además de todas esas cualidades es dueña de una belleza desmesurada, inabarcable?

Ella ríe mientras yo lloro.

La historia de mi vida.

miércoles, 14 de enero de 2009

Autorretrato de Melina Passadore

Aquí Melina parece dibujada por un Jack Kirby, por un John Romita, por un Sal Buscema, por un Steve Ditko. Parece una heroína de los '60, esas deidades afiladas que no perdían jamás su delicada esencia. Se me viene a la mente Diana Rigg, de los vengadores. Yvonne Graig, del Batman psicodélico... Y por sobre todas ellas: Barbara Feldon, la mujer que me quitaba el sueño hasta que apareció Melina Passadore.

Parece una espía rusa, preparada para matar sin dejar un charco de sangre. Una femme fatale terrible, sacada de una pesadilla húmeda. Pienso en música de espionaje, flautas, bajos y bongós. Pienso en cigarrillos con boquilla. En lápices labiales con forma de revólver. Imagino una lucha cuerpo a cuerpo con Melina, una lucha donde ninguno se despeina o se ensucia. Una pelea en un baño donde ninguno de los dos deben hacer ruido porque del otro lado de la puerta hay una fiesta llena de embajadores exóticos. Imagino que nos damos un beso, en el preciso momento del empate bélico.

Imagino que su lápiz de labio contenía veneno.

Y no me importa.

martes, 13 de enero de 2009

Melina, su hombro derecho

Adivino en su precioso hombro, una disciplina física prusiana. Una alimentación equilibrada. Una chica que toma agua y no gaseosa ¿Cómo reaccionaría ese hombro a mi tacto? Ubico mi dedo índice en el margen inferior derecho de la foto para que nuestros dedos índices se toquen.

No deja de ser una foto en un monitor. No deja de ser lejana, inalcanzable.

¿Algún día podré abrir esa heladera que se observa al fondo?

Esa musculosa roja. ¡Cuántas ideas! Ninguna publicable.

Yo podría tener una vida común, como la de ustedes. Pero esta señorita tiene el tupé de existir.

Y eso duele.

lunes, 12 de enero de 2009

Habría que inventar un adjetivo nuevo


Aquí hay otra foto que Melina decidió compartir con el resto de la humanidad. Passadore es la chica de la derecha, con esa campera salmón/leñadora. Deténganse en su mirada, en su herencia étnica. Hacía tiempo que no veía una conjunción racial más perfecta, impoluta. Sé que no es ése el color de su piel, sé que es blanca porque una vez tuve la oportunidad de verla en vivo. Sí, señores, en vivo, rozó mi espalda en un teatro improvisado de la ciudad Universitaria.

Me duele que sólo sea una foto, un puñado de píxeles que intentan reconstruirla ¿en vano quizás? Quizás. Observen el brillo de su lacio cabello, cómo el blanco se dispersa, se transforma, evoluciona. Y esa curiosa expresión que las cejas coronan esos ojos marrones, itálicos, misteriosos.

De su naríz escribí páginas y páginas, si me animo, algún día las publicaré. Pero no por catársis, mis pensamientos siempre están dirigidos a ella y nada podrá aplacarlos.

¿Cómo es Melina Passadore? ¿Dolorosamente bella? ¿Lacerantemente preciosa? Es poco. Habría que inventar un adjetivo nuevo. Yo no me atrevo a hacerlo. ¿Cómo hacerle justicia?

En mi vida siempre será ella, ella y ella.

Escucho Lovely Head, de Goldfrapp. Esa canción expresa mi melancolía por no tener a Melina.

Me saco los lentes y seco mis lágrimas con la remera.

Todos mis días son así.

Así fue como todo comenzó...

Cada día descubro algo nuevo que me gusta de Melina.
Cada vez que vuelvo a ver este video descubro cosas nuevas de ella.
Conocer a Melina es, de alguna extraña manera, conocer los más altos niveles de la creación.
Nunca imaginé cuánto cambiaría mi vida hasta recibir un mail en cadena firmado por un tipo llamado Peruglia.
Adjunto venía el link de un video arte experimental de título "Sonora".
Así fue como vi a Melina Passadore por primera vez.
Así fue como todo comenzó.